Tratamiento para el cancer de piel – Cirugía de Mohs

La cirugía de Mohs, desarrollada por el Dr. F. Mohs en la Universidad de Wisconsin hace 60 años, permite la extirpación de cánceres de piel con los más altos porcentajes de curación. Ahorra tejido sano y ofrece mejores resultados estéticos en las posteriores reconstrucciones quirúrgicas.

En qué consiste la Cirugía de Mohs?

Si se le ha propuesto realizar cirugía de Mohs como solución a su problema dermatológico, debe saber:

La técnica de la cirugía de Mohs consiste en realizar de forma sistemática y ordenada la siguiente secuencia: se extirpa una capa de piel y se aplana analizándola al microscopio, pudiendo observar toda la base de esa capa. Este proceso en conjunto se denomina pase o estadio. Al final de cada pase podremos saber si el tumor ha sido extirpado en su totalidad o si, por el contrario, hay persistencia tumoral en alguna zona. Si persiste tumor será necesario realizar un nuevo pase quirúrgico de la zona tumoral y así sucesivamente, hasta completar la extirpación del cáncer. Una vez conseguida, se procederá a la reconstrucción del defecto quirúrgico creado por la extirpación tumoral mediante un cierre directo, en defectos pequeños, un colgajo, solución compleja y estética en pacientes jóvenes y áreas como la cara, o un injerto de piel total en casos de mayor morbilidad, defectos de gran extensión o pacientes de edad avanzada.

La cirugía de Mohs es una técnica quirúrgica que permite la extirpación de tumores cutáneos con los más elevados porcentajes de curación, próximos al 100% para tumores primarios. Esto es posible gracias al exhaustivo estudio microscópico que posibilita analizar el 100% de los bordes tumorales de cada una de las capas y de este modo poder guiar  al cirujano en los siguientes pases.

Además de la extirpación completa del tumor, este método tiene la extraordinaria ventaja adicional de no precisar márgenes de seguridad a ciegas. Debido a que la mayoría de los cánceres de piel ocurren en la cara, esta es una gran ventaja para el enfermo, ya que permite el ahorro de tejido sano y mejores posibilidades de reconstrucción posquirúrgicas.

Las estadísticas a largo plazo indican que la técnica de la cirugía de Mohs es la que consigue mayores porcentajes de curación, a pesar de que los enfermos que son tratados bajo esta modalidad suelen ser los de peor pronóstico, al se tumores más agresivos, en zonas de riesgo, recidivantes o intervenidos previamente.

Recomendaciones

Antes de la cirugía, se le preguntará acerca de sus antecedentes personales, consumo de fármacos y alergias, para conocer su estado de salud y valorar la realización de alguna prueba, sustitución o interrupción de algún medicamento que pueda ser necesaria antes de la cirugía con el fin de evitar complicaciones durante la misma y posteriores, y obtener el mejor resultado posible.

Una vez indicada la cirugía, la secretaria le facilitará día, hora y lugar donde se llevará a cabo, Asimismo, le facilitaremos un consentimiento informado, en el que están reflejadas las posibles complicaciones.

Es habitual y recomendable el uso de algún fármaco relajante previo a la cirugía.

Ya en el quirófano, se administrará anestesia local en la zona a intervenir y se procederá a realizar la cirugía. Al finalizar, se colocan unos apósitos compresivos y pomada antibiótica con la finalidad de evitar complicaciones. El médico le explicará las normas a seguir en los siguientes días. Habitualmente, se recomienda tomar un analgésico las primeras 48 horas y no tocar el apósito hasta la siguiente visita.

Dependiendo del tipo de cirugía, los puntos se retirarán en un plazo de 5-7 días (es lo habitual en cirugía de la cara) o en 12-14 (otras cirugías con cierta tensión o localización). Ese día, se colocaran unas tiritas finas, que se mantendrán durante 48 horas más.

En el momento de la retirada de puntos, le facilitaremos un informe quirúrgico y un informe anatomopatológico. Se le indicará también cuándo es recomendable que vuelva a revisión en consulta, pues es importante hacer un seguimiento periódico en todo paciente intervenido quirúrgicamente de tumores cutáneos.

Evolución de la herida quirúrgica

La mayoría de pacientes notan cierta tirantez en la herida que disminuye con el tiempo.

Cierto grado de picor posterior a la curación de la herida es también normal y se beneficia de cualquier crema hidratante aplicada encima (vaselina simple es suficiente).

La mayoría de tumores afectan a ramas superficiales nerviosas, por lo que puede tardar un año hasta que la sensación normal retorne a la zona. Hasta entonces pueden coexistir en el área las sensaciones de hormigueo con la de corcho, o alternarse ambas.

El tejido que rodea a la herida contiene mucho más aporte sanguíneo de lo normal para el proceso de cicatrización. Esto conlleva que la piel se vea más rosada y sea más sensible a los cambios de temperatura. Tanto la sensibilidad como la rojez desaparecen con el paso del tiempo.

Hay que tener en cuenta, que el resultado estético postquirúrgico, se debe valorar al año de la intervención

Seguimiento y revisiones

El intervalo de seguimiento es variable dependiendo del tipo de tumor extirpado, de la localización o de las características particulares de cada paciente, por lo que será su médico quien le irá informando del tiempo que ha de transcurrir hasta la siguiente cita.

Debe saber que es recomendable seguir con revisiones en consulta al menos hasta 5 años después de la intervención, ya que los pacientes que han tenido un tumor de piel, debido al riesgo que conlleva, pueden presentar nuevas lesiones en otras áreas anatómicas.

La fotoprotección solar alta y el cuidado de su piel por el dermatólogo ayudan al control de esta patología y a disminuir la morbilidad que conlleva en su vida diaria.

El Dr. Adolfo Sanz Asenjo y su equipo de Dermatología y Anatomía Patológica poseen una acreditada experiencia en la utilización de ésta y otras técnicas quirúrgicas y no quirúrgicas para el tratamiento de las enfermedades y tumores de la piel.